Procrastinación: ¿qué es y por qué la hacemos?

¿Conoces ese informe de trabajo que debes entregar antes del final de la semana, pero terminas posponiéndolo hasta el último día? ¿O cuando miras los platos sucios en el fregadero y te sientes muy tentado a ver otro episodio de tu serie en lugar de lavar los platos? Hay muchas actividades y situaciones que terminamos posponiendo, o mejor aún, procrastinando.

Sí, procrastinar es ese aplazamiento que hacemos, ya sea consciente o inconscientemente. ¿Quién no prefiere quedarse en el sofá y lavar los platos? Sin embargo, hay que tener en cuenta que la procrastinación es uno de los mayores rivales de la productividad¹.

Aunque pueda parecer un “fenómeno” del mundo moderno, la procrastinación tiene raíces psicológicas, biológicas y sociales y existe desde hace mucho tiempo. El cerebro humano tiende a elegir actividades que aportan placer instantáneo, en lugar de aquellas que requieren esfuerzo sin recompensa inmediata^1,2.

Posponer una tarea sencilla puede no parecer gran cosa al principio. Ya sea porque tienes miedo de hacer algo, porque la fecha límite aún está lejos, porque no sabes por dónde empezar o porque no sabes muy bien cómo administrar tu tiempo, debes tener cuidado para que esto no se convierte en un hábito. Algunas personas son procrastinadores crónicos y posponen tareas y situaciones en todos los ámbitos de sus vidas. Además, son excelentes para inventar excusas, “oh, por el tráfico”, “no, entonces trabajo mejor bajo presión”². 

Sin embargo, a pesar de la tentación de dejar para mañana la ir al gimnasio, puedes combatir la procrastinación:

1 - Haz una lista de tus tareas y haz primero la más difícil: en lugar de hacer varias cosas antes de hacer la tarea que más te da miedo, o que es un poco más compleja, hazla primero. Si no, cuando finalmente llegues a ello, estarás cansado².

Reorganiza las actividades de tu semana de forma más inteligente. Imagínese, en lugar de tener que llegar temprano al trabajo el viernes, puede redactar el informe el lunes y presentarlo recién el viernes. Además de no necesitar cansar más tu cerebro en un día en el que generalmente estamos más cansados, también tendrás más tiempo para cambiar algo si es necesario y llegar mejor preparado a la reunión.

2 - Divide la tarea en partes más pequeñas: de repente no necesitas hacer todo el informe de una vez. Puedes dividirlo en partes más pequeñas y ejecutarlo durante toda la semana. Dividir las tareas en porciones más pequeñas puede mostrarte que no es gran cosa y motivarte a completarlas. Además, dar el primer paso es siempre el más difícil³.

3 - Aprende a gestionar tu tiempo: no todo tiene por qué crecer como una bola de nieve y dejarte aún más estresado. Organiza tus tareas por orden de prioridad y según los plazos de cada una. De esta manera te darás cuenta de que no era tu día el que necesitaba más horas, eras tú el que necesitaba organizarte un poco mejor. Además, existe esa buena sensación de tener control sobre todo lo que necesitas hacer. Y quién sabe, tal vez aún quede un poco de tiempo para dedicarlo a ti mismo y tu salud mental te lo agradecerá.

4 - Está bien dejar algo para más tarde: el cumpleaños número 90 de tu abuela no volverá a ocurrir, así que puedes posponer algunas tareas e ir a la celebración familiar el miércoles por la noche. Estar presente y no posponer el tiempo libre también es importante para una vida equilibrada, algunas tareas se pueden dejar para mañana o pasado².

Por último, para los procrastinadores crónicos, las emociones son un factor importante, por lo que los pasos anteriores pueden no ser tan fáciles. También vale la pena el autoconocimiento y la ayuda de un profesional para comprender la verdadera causa de la procrastinación.