Entonces es Navidad, ¿y qué hiciste?

Con el fin de año llamando a la puerta, toca mirar atrás y ver todo lo que hemos hecho. Sin embargo, lo más importante es que es hora de celebrar todos tus logros. Pero todos ellos, ya sean pequeños o grandes. Cada paso que das en el camino para alcanzar una meta es una victoria que debes celebrar.

Celebrar cada pequeño éxito es un paso en la dirección correcta para desarrollar la confianza en uno mismo, ganar conocimiento de uno mismo y ser más empático con uno mismo. Muchas veces no celebramos un logro porque estamos buscando el siguiente. Y también, en algunas situaciones, esperamos la validación y el reconocimiento de los demás por nuestras victorias. 

Nuestro cerebro tiene tendencia a lo negativo, recuerda más nuestros fracasos y errores que nuestros éxitos. Por eso, es importante detenerse y celebrar cada pequeño éxito¹.

Cada vez que celebras una pequeña victoria, pones un ladrillo para crear éxitos futuros. Ayudas a tu autoestima y también le indicas a tu cerebro que todo ese esfuerzo valió la pena, lo que aumenta tu confianza en ti mismo¹. 

Imagina que tu objetivo es aprobar el examen de ingreso a medicina y obtuviste un 10 en esa difícil prueba de biología. Celebrar tu décimo te ayudará a desarrollar la confianza de que podrás aprobar el examen de ingreso. O cuando buscas un ascenso en tu departamento y de repente obtienes un aumento de sueldo o un ascenso menor, eso también debe celebrarse.

Te debes a ti mismo celebrar. Vivimos en una época en la que es tan fácil criticar, juzgar y evaluar negativamente a los demás y a uno mismo, que ser más amable con uno mismo, buscar el propio éxito y compartir la alegría acaba siendo aún más importante².

Cada victoria es motivadora para la siguiente, por lo que cada celebración ayuda a generar esperanza, motivación y autoestima. ¡Sé tu mayor fan!