¿Dormir bien o mal afecta nuestro desarrollo?

Probablemente hayas oído que una vida más saludable comienza con una buena noche de sueño. Pero lo que mucha gente no sabe es que dormir bien no es igual para todos. Algunas personas necesitan más horas, mientras que otras sólo pueden dormir seis horas por noche. Sin embargo, lo más importante es que estas horas sean de calidad.

Dormir mal puede tener graves consecuencias. Más que fatiga, cambios de humor, ansiedad e irritabilidad, a largo plazo, la mala calidad del sueño puede afectar la salud física y mental.

Antes de hablar de los efectos negativos de dormir mal, es bueno recordar que durante el sueño, además de descansar, nuestro cuerpo también realiza funciones sumamente importantes, como producir hormonas, recuperar el sistema inmunológico y los tejidos, además de eliminar toxinas del el cuerpo y consolidar la memoria¹.

Teniendo en cuenta las funciones mencionadas anteriormente, resulta más fácil comprender qué podría salir mal si no inviertes en la calidad de tu sueño. ¡Cuanto más duermas mal, peores serán tus síntomas!

Las consecuencias de dormir mal

Los cambios en la calidad del sueño tienen efectos directos sobre la salud cardiovascular. Esto se debe a que los cambios en el ciclo del sueño provocan cambios en el reloj interno, nuestro ciclo circadiano, que también coordina funciones como la presión arterial y la frecuencia de los latidos del corazón². 

Además, dormir mal también puede contribuir a la aparición de enfermedades crónicas, como la obesidad (en adultos y niños), la hipertensión, el asma y la diabetes tipo 2. Otra consecuencia a largo plazo es el deterioro óseo, que puede provocar osteoporosis^2,3. 

Ahora bien, hablando de salud mental, la falta de sueño puede provocar ansiedad y depresión. Y en el aspecto cognitivo, el daño puede provocar demencia y Alzheimer²

Sabiendo todo esto, es hora de invertir en dormir mejor. Crea una rutina de sueño, estableciendo una hora para acostarte y limitando el uso de pantallas, especialmente del móvil. Además, una dieta saludable y actividad física durante el día también son factores que pueden contribuir a mejorar la calidad del sueño.