Inteligencia emocional en las relaciones laborales: una habilidad para el presente y el futuro

En una serie de cuatro textos, abordamos aquí en el Blog de Unayuda los cuatro pilares de la Inteligencia Emocional y la aplicación de cada uno de ellos en la vida cotidiana. Y sin duda uno de los entornos que más requiere nuestra atención con la IE es el trabajo. 

Puede que no lo parezca, pero aplicar la IE puede cambiar tu relación con tus colegas y ayudarte a lidiar con la presión y el cambio. Y también puede afectar la productividad, el clima organizacional e incluso tu salud mental.

Uno de los puntos que más problemas genera en el ambiente laboral es la falta o mala comunicación entre departamentos y entre personas. Pero, con la Inteligencia Emocional, puedes comprender las emociones de otras personas, haciendo la comunicación más efectiva y asertiva. Y, como beneficio adicional, generará más confianza, lo que tendrá un impacto positivo en las relaciones con los colegas¹.

Ahora imagina que trabajas remotamente y toda la comunicación se realiza virtualmente. El solo hecho de no estar “cara a cara” puede dar lugar a malentendidos. Por eso la IE se vuelve aún más esencial para crear conexiones y evitar situaciones molestas. Las habilidades emocionales, cuando se combinan con habilidades técnicas, como la autogestión y la empatía, son ventajas competitivas y ayudan en gran medida a la productividad. 

Y hablando de productividad, la Inteligencia Artificial y la automatización cada día son más comunes, sin embargo, es importante destacar que las habilidades humanas, especialmente las emocionales, ganan aún más importancia en este escenario.

Otro punto que hace de la Inteligencia Emocional una habilidad fundamental es que, dentro del entorno laboral, los equipos son multiculturales y diversos, por lo que la empatía y las habilidades sociales son fundamentales para la inclusión y la creación de un ambiente positivo^1,2.

Desde el punto de vista del empleador, un ambiente positivo y buenas relaciones entre los miembros también contribuyen a una resolución más efectiva de los conflictos. Además, los trabajadores más equilibrados emocionalmente tienden a permanecer más tiempo en la empresa, a desarrollar una cultura organizacional más inclusiva, fortaleciendo los valores de la empresa y el sentido de satisfacción².